La mejor forma de criar: El AMOR.

“El hábitat de un recién nacido es el cuerpo de su madre” (Nils Bergman)

El bebé humano nace inmaduro.  Es el único animal que nace siendo dependiente de su mamá.

La gestación debería durar aproximadamente 18 meses. Pero si fuera así, el bebé sería demasiado grande para poder salir por el canal del parto, ya que nuestro cerebro requiere un gran tamaño de cráneo y no se puede desarrollar de forma intrauterina. Además el caminar erguidos exige un estrechamiento de la pelvis y las caderas (la bipedestación) que no tenemos en el momento del nacimiento.

Es por esto que el bebé se gesta nueve meses en el útero materno, lo que se conocemos como endogestación. En los nueve meses siguientes al nacimiento el bebé se sigue desarrollando, formando y madurando. A esto le llamamos exogestación o exterogestación.

Un bebé necesita los brazos de su mamá. Necesita su olor, su calor, su piel, etc. Los niños/as tienen un sentimiento de dependencia; necesitan mucha atención y amor.

A partir de los nueve meses aparece la angustia de separación. No puede estar sin mamá y llora cuando esta sale de la habitación. Está desarrollando un lazo afectivo con su mamá. No es “mamitis” ni que esté “mal acostumbrado”, es supervivencia. El bebé es dependiente y sabe que necesita a su mamá.

Para que un niño/a consiga ser independiente, primero ha de ser dependiente.

El amor, la mayor educación y protección que se les puede dar a nuestros hij@s.

El poder coger en brazos a nuestro/a bebé, realizar colecho hasta que nos apetezca o dar de mamar hasta que nuestro/a pequeño/a lo necesite no significa que lo estemos "malcriando"; significa que lo estamos educando desde el amor, muy necesario para que se conviertan en adultos seguros de sí mismos y para que en el presente no tengan miedos.

El bebé sale del útero materno indefenso, necesita de cuidados extremos y un fuerte apego con mamá. Es totalmente dependiente de sus cuidadores/as.

Los bebés necesitan crecer cerca de sus madres, recibiendo alimento, protección y  estímulos para desarrollarse de una forma segura.

Amar no es "mal acostumbrar". Poder practicar piel con piel, hacer colecho, dar besos, caricias, masajes, coger en brazos al bebé cuando llora... son necesidades de los pequeños/as. El no poder realizarlas no quiere decir que no se quiera a los bebés. Cada familia tiene sus propias necesidades y actúa de forma segura y garantizando el bienestar de sus hijos/as.